LITERATURA - LITERATURE


Desde siempre ha sido importante el dinero, aquí lo reflejamos con un célebre poema de Francisco de Quevedo.


From ancient times money has been really important in our lives. Here you can see a very famous poem written by Francisco de Quevedo.

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO
Francisco de Quevedo y Villegas

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
.
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
.
¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
.
Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
.
Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
 

Powerful Knight 
Is Mr. Money
Mother, I surrender to gold;
He is my lover and my beloved,
Thus, as he is in love,
He is always yellow


También aparece el dinero en numerosos cuentos infantiles, uno muy popular es el de "La Lechera".

La Lechera
Hace mucho tiempo, en una granja rodeada de animales, vivía la joven Elisa. Una mañana de verano se despertó antes de lo acostumbrado.
   ¡Felicidades, Elisa! - le dijo su madre -. Espero que hoy las vacas den mucha leche porque luego irás a venderla al pueblo y todo el dinero que te den por ella será para ti. Ese será mi regalo de cumpleaños.
   ¡Aquello sí que era una sorpresa! ¡Con razón pensaba Elisa que algo bueno iba a pasarle! Ella que nunca había tenido dinero, iba a ser la dueña de todo lo que le dieran por la leche. ¡Y por si fuera poco, parecía que las vacas se habían puesto también de acuerdo en felicitarla, porque aquel día daban más leche que nunca!
   Cuando tuvo un cántaro grande lleno hasta arriba de rica leche, la lechera se puso en camino.
   Había empezado a calcular lo que le darían por la leche cuando oyó un carro del que tiraba un borriquillo. En él iba Lucia hacia el pueblo para vender sus verduras.
   -¿Quieres venir conmigo en el carro? - le preguntó.
   - Muchas gracias, pero no subo porque con los baches la leche puede salirse y hoy lo que gane será para mí.
   -¡Fiuuu...! ¡vaya suerte! - exclamó Lucía -. Seguro que ya sabes en lo que te lo vas a gastar.
   Cuando se fue Lucía, Elisa se puso a pensar en las cosas que podría comprarse con aquel dinero.
   Ya sé lo que voy a comprar: ¡una cesta llena de huevos! Esperaré a que salgan las pollitos, los cuidaré y alimentaré muy bien. y cuando crezcan se convertirán en hermosos gallos y gallinas.
   Elisa se imaginaba ya las gallinas crecidas y hermosas y siguió pensando qué haría después.
   - Entonces iré a venderlos al mercado, y con el dinero que gane comprará un cerdito, le daré muy bien de comer y todo el mundo querrá comprarme el cerdo, así cuando lo venda, con el dinero que saque, me comprará una ternera que dé mucha leche. ¡Qué maravilla! Será como si todos los días fuera mi cumpleaños y tuviera dinero para gastar.
   Ya se imaginaba Elisa vendiendo su leche en el mercado y comprándose vestidos, zapatos y otras cosas.
   Estaba tan contenta con sus fantasías que tropezó, sin darse cuenta, con una rama que había en el suelo y el cántaro se rompió.
   -¡Adiós a mis pollitos y a mis gallinas y a mi cerdito y a mi ternera! ¡Adiós a mis sueños de tener una granja! No sólo he perdido la leche sino que el cántaro se ha roto. ¿Qué le voy a decir a mi madre? ¡Todo esto me está bien empleado por ser tan fantasiosa!
   Y así es como acaba el cuento de la lechera. Sin embargo. cuando regresó a la granja le contó a su madre lo que había pasado. Su madre era una madre muy comprensiva y le habló así:
   - No te preocupes, hija, cuando yo tenía tu edad era igual de fantasiosa que tú, pero gracias a eso empecé a hacer negocios parecidos a los que tú te imaginabas y al final. logré tener esta granja. La imaginación es buena sí se acompaña de un poco de cuidado con lo que haces.
 
   Elisa aprendió mucho ese día y a partir de entonces tuvo cuidado cuando su madre la mandaba al mercado.


Las Monedas del Abuelo

Otro bonito cuento con una sabia moraleja (esta vez en su versión original en castellano y con su traducción en inglés):

"Una pequeña cantidad de dinero bien gastada nos puede ayudar a conseguir mucho más de lo que podamos imaginar, sobre todo si lo empleamos en aprender y en contribuir a nuestro desarrollo".

Julia y sus primos iban cada mes a la gran comida familiar en casa de los abuelos, y esperaban con ilusión el momento en que su abuelo les daba unas monedillas "para que se comprarar cualquier cosa". Entonces todos los niños corrían a la tienda a comprar chicles, pipas o gominolas. Y como vieron abuelos, tíos y padres, que así los niños nunca aprenderían a manejar el dinero, les propusieron una prueba especial, y que en el plazo de un año enseñasen a todos qué eran capaces de conseguir con aquellas monedillas.

Algunos se propusieron ahorrar, pero Rubén y Nico, los más pequeñajos, no hicieron ni caso, y en cada visita siguieron gastando todo en golosinas. Cada semana presumían de sus dulces ante el resto de sus primos, riéndose y chinchándoles. Tanto les hicieron rabiar, que Clara y Jose dejaron su espíritu ahorrador por no aguantarles, y se unieron al grupo de los golosos que gastaban todo al momento.
Moncho era un chico muy listo, y decidió empezar a manejar su dinero con cambios, comprando y vendiendo cosas, o apostando con otros chicos a los cromos. En poco tiempo sorprendió a toda la familia, porque consiguió mucho dinero con poco esfuerzo, y al ritmo que llevaba terminaría siendo casi rico. Pero Moncho apenas tenía cuidado, cada vez se metía en cosas más arriesgadas, y unos meses después se quedó sin un céntimo, tras una mala apuesta en las carreras de caballos.
Alejandro demostró tener una voluntad de hierro. Ahorró y ahorró todo el dinero que le daban, deseoso de ganar el concurso, y al cabo del año pudo juntar más dinero que nadie, y con tanto dinero consiguió las golosinas mucho más baratas, así que el día de la prueba se presentó con dulces para mucho más de un año, y aún así le sobró dinero para comprarse algún juguete. Fue el ganador claro, y el resto de sus primos aprendieron de él las ventajas de saber ahorrar y esperar.

Aún quedaba Julia. La pobre Julia lo pasó mal el día del concurso, porque aunque tenía un plan muy secreto y estupendo, se había gastado sus monedas sin darle tiempo a terminarlo en un año. Pero estaba tan segura de lo bueno que era su plan, que decidió seguir con él y aguantó ver cómo Alejandro resultaba ganador, y la cara de sus tíos y abuelos, que parecían decirle "qué desastre de niña, no ha sido capaz de ahorrar nada".

Cuando estaba a punto de finalizar el segundo año, Julia dio una gran sorpresa a todos al aparecer en casa de los abuelos con un violín y mucho dinero. Aún más impresionante fue oirla tocar, porque lo hacía realmente bien, pero lo que terminó por entusiasmar a todos fue la historia de la pequeña violinista.
Todos sabían que la niña adoraba el violín, aunque en la familia no podían pagarle el instrumento ni las clases. Así que Julia, cuando conoció a un simpático y pobre violinista que tocaba en el parque, le ofreció todas las monedas que le diese su abuelo si le enseñaba a tocar. Aunque era poco dinero, el violinista aceptó encantado al ver la ilusión de la niña, y durante meses le enseñó con alegría. Julia puso tantas ganas e interés, que en poco más de un año el artista le prestó un violín para que pudieran tocar a dúo en el parque. Y tuvieron tanto éxito, que en poco tiempo Julia pudo comprar su propio violín, y aún le sobró bastante dinero.

Toda la familia la ayudó desde entonces a convertirse en una famosísima violinista, y contaban a cuantos conocían la historia de cómo unas monedillas bien gastadas fueron suficientes para hacer realidad los más grandes sueños de una niña.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

Grandfather's coins:

Moral of the story: A little money well spent can achieve a lot more than we had imagined, especially if it helps us to learn and develop ourselves.

Every month, Julia and her cousins would go for the big family meal at their grandparents' house. They would always wait excitedly for the moment their grandfather would give them a few coins, "so you can buy yourself something." Then all the children would run off to buy chewing gum, lollies, or wine gums. The grandparents, aunts, uncles, and parents commented that, behaving like this, the children would never learn to manage their money. So they proposed a special test, in which the children would have to show, over the course of a year, just what they could manage to get with those few coins.
Some of the children thought that they would save their money, but Ruben and Nico, the two smallest kids, paid no attention, and they continued spending it all on sweets. Every time, they would show off their sweets in front of the other children, laughing and making fun of their cousins. They made Clara and Joe so angry that these two could no longer stand to keep saving their money. They joined Ruben and Nico in spending whatever they had, as soon as possible, on sweets.

Monty was a clever boy, and he decided to start managing his money by exchanging it: buying and selling things, or betting it with other children, in card games. Soon he had surprised the whole family. He had accumulated a lot of money for little effort. The way he was going, he would end up almost a rich man. However, Monty was not being very careful, and he got involved in more and more risky deals. A few months later he hadn't a single penny left, after placing a losing bet on a horse race.

Alex, on the other hand, had a will of iron. He saved and saved all the money he was given, wanting to win the competition, and at the end of the year he had collected more money than anyone. Even better, with so much money, he managed to buy sweets at a reduced price, so that on the day of the competition he was presented with enough sweets for much more than a year. And even then, he still had enough left over for a toy. He was the clear winner, and the rest of his cousins learnt from him the advantages of knowing how to save and how to wait.

There was also Julia. Poor Julia didn't enjoy the day of the competition, because even though she had had a wonderful secret plan, she had spent her money without giving her plan enough time to work. However, she was so sure that her plan was a good one, that she decided to carry on with it, and maybe change the expressions on her relatives' faces, who had seemed to be saying "What a disaster that girl is. She couldn't manage to save anything."

When she was about to complete the second year of her plan, Julia surprised everyone by turning up at the grandparents' house with a violin and a lot of money. What was even more impressive was hearing her play. She did it really well.

Everyone knew that Julia adored the violin, even though the family couldn't afford to pay for her to have lessons. So Julia had got to know a poor violinist who played in the park, and she offered him all the coins her grandfather had given her, if he would teach her how to play. Although it wasn't much money, on seeing Julia's excitement, the violinist agreed, and he taught her happily for months. Julia showed so much desire and interest that a little after a year the violinist loaned her a violin so they could play together in the park, as a duo. They were so successful that gradually she managed to buy her own violin, with quite a bit of money to spare.

From then on, the whole family helped her, and she became a very famous violinist.
And she would always tell people how it was possible, with just a few coins well spent, to make your wildest dreams a reality.

Author: Pedro Pablo Sacristán.